“El que la caricia consista en un movimiento tangencial de la mano sobre la mejilla nos revela, igualmente, la heteronomía de su origen: tal tangencialidad toma el sentido de aprobación, de amor o de amistad precisamente por contraposición a la perpendicularidad de la otra, más primitiva, acción de la mano sobre la mejilla, eso es, el cachete o bofetada, que tiene el opuesto sentido de reprobación, desamor u hostilidad”. Encuentro estas palabras de Rafael Sánchez Ferlosio en La policía y el Estado de derecho, epílogo que escribió para el libro Amedo, el Estado contra ETA, de Melchor Miralles y Ricardo Arques (1989). La cita es un paréntesis en una larga disquisición sobre cómo se gestó la idea que sustenta que el Estado tiene el monopolio del ejercicio de la violencia, un tema que aparece asiduamente en la obra ensayística de Sánchez Ferlosio. Seguir leyendo