Por mucho que los contextos sean diferentes, por mucho que los grados de desposesión y pobreza varíen, por mucho que la persecución sea más o menos visible, hay cierto terreno común en las vidas «desechables», es decir, aquellas que no merecen, según los que ostentan el poder, el derecho a una vida digna. Pienso en ello mientras digiero Mestiza, el testimonio de Maria Campbell que pronto será publicado por primera vez en español en la editorial Tránsito (trad. Magdalena Palmer) y en catalán en Club Editor. Seguir leyendo