Durante la presentación de uno de mis libros hace pocos días, un hombre citó una encuesta de 2017 sobre el conocimiento que los jóvenes universitarios vascos tenían de ETA. Más del 50% no sabía quién fue Miguel Ángel Blanco. Lo comentaba entre la indignación y la perplejidad, una postura que comparto. Estos días, leyendo el ensayo colectivo Construyendo memorias entre generaciones: Tender puentes, buscar verdades, reclamar justicia (Postmetrópolis 2019), pensé que esa indignación no es tan común o tan compartida cuando hablamos de la ignorancia de nuestros jóvenes y no tan jóvenes respecto a la represión franquista. Seguir leyendo