Escribimos para atrapar la vida o para huir de ella? ¿Creamos mundos imaginarios porque el que vivimos nos horroriza? ¿O nos inventamos ficciones para entender mejor lo que nos inquieta? ¿Separamos vida y literatura, experiencia y escritura, realidad y ficción? Para mí no hay antagonismo entre estos términos, la ficción me ayuda a comprender la realidad, y me invento historias no para huir de la vida, sino para entenderla y entenderme mejor. Esta postura, que une tiempo de vida y tiempo de literatura, que implica una relación simbiótica entre experiencia y escritura, es común en escritoras de épocas y geografías diversas. En Vivir el tiempo: Mujeres e imaginación literaria (Ediciones Bellaterra), Noelia Adánez contesta implícitamente estas preguntas a través del análisis de dos figuras clave (aunque olvidadas) de nuestra literatura: Dolores Medio y Concha Alós. Seguir leyendo