Promocionar un libro es convertirte en buhonera. Es recorrerse España y, si tienes suerte, dar el salto a algún país vecino europeo o cruzar el charco. Es ir de feria en feria, de librería en librería, a veces con la ilusión de encontrarte con libreras y libreros queridos, a veces con la desazón de visitar una feria del libro e irte sin haber encontrado un solo lector interesado, después de estar sentada en una caseta viendo a la gente pasar o, peor, contemplando una larga cola para el youtuber de turno. Dependiendo de la generosidad y las posibilidades de tus anfitriones, puedes dormir en hoteles de 4 estrellas o en pensiones en las que encuentras pelos en el lavabo y manchas sospechosas en las sábanas. Seguir leyendo.