Hace unos meses leí El pasajero, de Ulrich Alexander Boschwitz (Sexto Piso; traducción de José Aníbal Campos), un libro que me impactó y me causó una profunda tristeza. Estos días en los que el fascismo se normaliza en el debate político y los medios de comunicación, he revisitado sus páginas que, ahora entiendo, podrían servir de antídoto contra la indiferencia y la complicidad. Boschwitz escribió El pasajero con urgencia, en apenas unas semanas, tras ser testigo de los pogromos de noviembre de 1938 contra los judíos alemanes, comunidad a la que él pertenecía. Seguir leyendo