Silenzio, per favore. No foto. No picture. ¡Shsss! El monje que guarda la basílica de San Francisco en el pueblo italiano de Asís entona estas amonestaciones como una letanía. Recorremos la nave central de la basílica inferior, uno de los lugares de peregrinación más importantes de Europa desde la Edad Media hasta el presente. La llegada a la basílica nos ha ocasionado cierto enfado y decepción. Las calles principales del pueblo están llenas de hordas de turistas. Nosotros, con esa arrogancia del que no se ve a sí mismo como turista (al fin y al cabo, estamos en un viaje de trabajo, nos hemos escapado a ver los frescos de Giotto, no llevamos sombreros ridículos ni mochila ni sandalias con calcetines), miramos con rabia y desprecio a nuestro alrededor, pensando que este lugar tan hermoso no se merece tanta fealdad. Seguir leyendo.