Este domigno escribo sobre el Lavapiés de hoy y la margen izquierda del Nervión de los 80. Tienen en común la depauperación de los más vulnerables, los que no sobreviven a las leyes de los mercados ni a la ferocidad de su lógica.
En Barcelona y Madrid los barrios invadidos por el turismo (esa forma de violencia económica tan amable) están también plagados de narcopisos donde se vende y se consume heroína. La reciente redada en el Raval barcelonés es un ejemplo, aunque tal vez el más paradigmático es el de Embajadores, nombrado hace unos meses por Time Out como el barrio más “cool del mundo” y uno, junto a Lavapiés, donde más narcopisos se han identificado en Madrid. Seguir leyendo