Fotografía de Gaza en un solo cuerpo

Hace tres meses desde La Marea me pidieron que escribiera la contra para El Periscopio, su suplemento cultural. Acababa de ver las primeras fotografías del exterminio por hambre en Gaza y escribí este texto que aquí os dejo, junto a una fotografía de un niño que, como tantos, morirá si la comunidad internacional no hace nada para remediarlo. (©MAHMOUD ISSA / REUTERS)

Te miro y pareces de otra época. Y, sin embargo, eres plenamente de la mía. Tus piernas como brazos, brazos cuyo contorno entraría, holgadamente, en la circunferencia que formaría uniendo mi dedo índice con mi dedo pulgar si estuviera cerca de ti para extender mi mano y tocarte. Tus piernas dobladas de tal manera que pareces un anfibio, como si tu carne y tus huesos, tus músculos y tendones tuvieran una extraña consistencia, como si tu piel hubiera envejecido antes de que tu madre te pariera. Pero qué más da la apariencia de tus piernas si nunca vas a conseguir ponerte en pie. No te sostendrán ni piernas ni glúteos ni caderas que de tan subdesarrolladas se pierden dentro de un pañal de desempeño inútil: lo poco que salga de tu cuerpo se escurrirá entre tus piernas de anfibio evidenciando que a nadie se le ha ocurrido diseñar un pañal para una devastación como la tuya. Tampoco te sostendrá tu columna vertebral, breve cordillera en la que podría trazar sin necesidad de radiografía cada pico y cada valle. Podría contar tus veinticuatro costillas con mis dedos, recorrer tu caja torácica, palpar tu esternón; entre tu estructura ósea y mis manos solo una fina capa de piel a punto de rasgarse. Seguir leyendo.